Vivimos en la era de la comunicación. Como nos indica Juan Pablo II en la encíclica Redemptoris missio: «los medios de comunicación social han alcanzado tal importancia que para muchos son el principal instrumento informativo y formativo de orientación e inspiración para los comportamientos individuales, familiares y sociales».
Hagamos estos espacios un medio para comunicar la verdad, como portavoces del gran comunicador, Jesucristo, anunciando un reino de verdad, justicia, amor y paz. Denunciando el pecado y todo aquellos que se interpone ante la libertad verdadera del hombre y su comunicación que se origina en el amor de Dios.