Retiro Inicio de Año 2023

Lugar: Schoenstatt, Cabo Rojo

Fecha: 9 al 13 de enero 2023

Tema: “Retornando a la bondad inicial”

Predicador: Fray Víctor Herrero OFM, Cap.

Resumen

Primera Charla: “En el principio”

Nuestros textos bíblicos nos muestran el comienzo de la creación diciendo: “en el principio creo Dios…”

Y nos muestran este comienzo (Bereshit) como una realidad temporal, pero no es así en el lenguaje original (hebreo) en el cual nos hace referencia al origen. Comprensión que le da una perspectiva, distinta. Ya no se trata del principio de la creación sino del origen de nuestras vidas.

Dios al crear al hombre, lo creado con una bondad radical, original. La cual está llamado a reanudar en su vida. “Y vio Dios que todo era muy bueno”.

 

Segunda Charla: “La bondad de la fraternidad”

¿Como se puede ser un hermano bueno? Es necesario estas tres coordenadas:

  • Agradecimiento 
  • Generosidad
  • Cuidado

Vivir desde el agradecimiento es rechazar en nosotros su posición contraria que es la apropiación, que se traduce en falta de generosidad. De tal manera que el agradecimiento y la generosidad son como las dos caras de una misma moneda. 

Vivir desde la generosidad es la manera más humana y fiel para explicar la pobreza.

Vivir desde el cuidado, si vivimos creyendo que el ser hermanos es una cosa muy concreta, un acercarnos los unos a los otros, amparándonos los unos a los otros, siendo madre los unos de los otros( regla de los eremitorios), velando por la vida del otro. Llegaremos a ser buenos.

Acto distinto al vivir desde la indiferencia, otro modo de matar a los hermanos pero está de manera silenciosa.

Fray Víctor Herrera y Fray Roberto Martínez.

Tercera Charla: “Historia de Caín y Abel”

Sin hermanos no hay familia. Sin fraternidad no hay humanidad.

La constitución de lo que es el ser humano no concluye con la creación del hombre y la mujer sino que encuentra su culmen en la existencia del hermano.

Y es en esta existencia donde surge las diferencias. Donde surge la necesidad de vivir asumiendo y enfrentando las diferencias de cada hermano.

Es frente a estas realidades ante las cuales Dios nos pregunta: ¿Que te pasa? Inaugurando para nosotros el proceso de discernimiento. El entrar a nuestro corazón y ver qué sucede con nosotros. Pues como seres con emociones y afectos podemos sentir muchas cosas, las cuales no podemos controlar, pero si podemos controlar lo que hacemos con lo que estamos sintiendo. 

 

Cuarta Charla: “desenlace de la historia de Caín y Abel”

Queremos regresar a un mundo al que no podemos regresar, un mundo sin dolor, sin sangre derramada, sin dolencia he incluso intentamos hacer caminos para volver a el.

“Caín se alejó de la presencia de Dios” Este se fue a vivir a Nod al este del Edén. Normalmente señalado por el mundo, el nombre del lugar nos aporta una realidad mayor: le señala como vagabundo, de los que caminan sin hogar en este mundo. El lugar propio del ser humano fuera del edén es la intemperie, viviendo sin seguridades, con un pasado que lo confronta y un futuro incomprensible.

Pero, ¿porque el texto nos presenta esto? La respuesta es: para mostrarnos que el ser humano tiene la capacidad de hacer todo, pero no todo le es conveniente.

El hombre puede experimentar muchas emociones que no puede controlar pero si puede controlar su desenlace. Puede decidir que posición asumir frente a lo experimentado, se puede ubicar buscado la bondad y el amor para construir familia o en el odio para destruirla, para matar al hermano.

Quinta Charla: “El misterio de Dios”

Lo peor no es el ateísmo, lo peor o el mayor riesgo de nuestra fe es la idolatría. Existen muchas imágenes convertidas en idolatrías como por ejemplo: el lenguaje. Para explicar lo comentado recurrimos a dos imágenes; la primera: Moisés y la zarza ardiente (Ex 24); la segunda: Jacob y su lucha un ángel (Gn 32,23).

Nuestro propio lenguaje puede llegar a ser para nosotros un limitante para conocer a Dios, cuando buscamos por solo las palabras el poder explicar la realidad envolvente de Dios. El lenguaje nos ayuda a comunicar lo que entendemos de Dios, pero el mismo en sí no puede revelarnos quien es Dios.

Esto no significa que no se debe hablar nada de Dios. Sino mas bien que ante la realidad de hablar de Dios debemos asumir la conducta de Moisés en la zarza: debemos descalsarnos y comprender que de quien hablamos es de Dios.

Dado que cuando Moisés sube al monte Horeb para recibir la ley de Dios, no tan solo recibimos algo escrito, sino una realidad mayor, un bien para el hombre. 

Pero debemos ser conscientes que al mismo tiempo en que Moisés ponía su primer pie en camino a la zarza, Aarón pone su mano en el metal para dar forma a un ídolo. Esto sucede de manera simultánea y es nuestro gran riesgo, convertirle en nuestro ídolo, es decir, en lo que yo quiero.

El texto nos presenta un hombre que sale al encuentro de su Dios y otro que sale al encuentro de lo creado por sus manos. Debemos dejar a Dios ser Dios, y no un dios a mi manera que me da lo que yo quiero, pues yo mando. Esta es la gran tentación quedarnos en el dios que yo quiero y perder al verdadero Dios.

En el libro del Genesis, Jacob se levantó aquella noche y tomo a sus mujeres, sus siervas, sus hijos y los hizo pasar al otro lado del rio, y se quedo solo. Y paso toda la noche luchando con un hombre, el cual le alcanzo el muslo, al cual le dijo: no te soltare hasta que me bendigas, llegando a comprender que ha visto a Dios cara a cara y a conservado la vida.

Cuando nos acercamos a la imagen de Jacob, nuestro texto nos sitúa en algo muy concreto, nos muestra que el encuentro con Dios se produce en la soledad. Luego, el texto nos hace tomar conciencia que desde esa realidad se produce una toma de conciencia progresiva en el reconocimiento de Dios, como nos oculta nuestro texto pero llegamos a descubrir por medio de sus tapices que con la persona en lucha, primeramente fue reconocida como un hombre, luego ante el incremento de la lucha, del pasar del contacto al contacto le identificó como un ángel, para que al hecho de pasar toda la noche en lucha le reconozca como Dios diciendo: “he visto a Dios cara a cara y he conservado la vida”. Vamos reconociendo con mayor claridad la identidad de Dios, en la intensidad de la lucha, del combate. En el día a día.

El luchar con Dios, es desearle. El preguntarle su nombre es desear conocerle. Mientras más nos acercamos a Dios, más deseamos saber de él. Querer a Dios es luchar una noche entera.

Dios llega a tocarlo, Dios es quien tiene la iniciativa, él al tocarnos, marca nuestras vidas, interviene en nuestra historia. Para llamarnos a nuestra bondad originaria. Ya no te llamaras Jacob, te llamaras Israel. Aquel que ha pasado la noche luchando, a visto a Dios cara a cara y a conservado su vida, ha recibido su bendición. 

 

Sexta Charla: “la soledad radical ”

¿Que es lo que tengo por dentro? ¿Donde se localiza en nosotros este deseo de Dios?

Cuando me miro logro identificar esta zona, ojo no es ningún punto físico, sino que se trata de una dinámica del espíritu. Del alma sí queremos decirlo así. 

En mi hay algo, tan intimo, tan verdadero, pero tan escondido que por un lado me doy cuenta de que esta, pero por otro lado cuando quiero entrar allí, no puedo entrar.

Ese lugar es llamado por Duns Scoto como: “la soledad radical” . Hay radica lo más maravilloso del ser humano, pero por otro lado el auténtico drama del ser humano.

A el no puedo entrar como persona, menos aún puedo entrar en este espacio en otra persona. Podemos estar unidos a ellos, pero no podemos entrar en el fondo de la intimidad del otro.

Hay esta el drama del ser humano, el deseo de ser uno no se puede dar, pero ese drama tiene un sí luminoso, porque hay radica la más onda dignidad de las personas. El que yo no pueda entrar de todo en ti, es lo que hace que yo del todo no pueda ser tú amo, tu dueño.

Yo no puedo saber de ti, incluso lo que tú mismo no conoces de ti mismo. Hay un mundo de mi mismo al cual no puedo entrar.

En este lugar, es donde se gesta, palpita y existe el deseo de Dios.

Por ello, Dios es el único que nos puede hacer uno, es el único que puede conocer lo más íntimo de nosotros mismos y es él el único que puede dar respuesta a nuestros más profundos deseos.

Séptima Charla: “el amor ”

Para este apartado nos ubicaremos en un texto específico: Jn 21 en dos partes: 1-12 y 15-19. La primera parte es el encuentro de los discípulos con Jesús y el segundo es el encuentro a parte, personal de Pedro y Jesús.

Podríamos hablar de muchos elementos como por ejemplo: el reconocimiento de Jesús, la red, la pesca, pero para nuestra reflexión nos hemos de fijar propiamente en Pedro. En la actitud de Pedro. Del cual solo se dice que estaba con los otros, que tuvo la iniciativa de una pesca fallida, que escucha del discípulo “es el Señor” y luego se ciñe la tunica y se lanza al agua.

Es importante señalar un detalle: en los evangelios sinópticos se presenta la última cena como el signo que ilustra lo realizado en la cruz. Pero en el evangelio de Juan no se muestra la institución de la eucaristía, sino que el signo que nos ilustra la entrega incondicional de Jesús se presenta propiamente en el lavado de los pies. En el cual es Jesús el mismo quien entra en el agua, es decir, pone sus manos en ella, se ciñe en señal de servicio y limpia los pies.

Y estos son los mismos elementos que encontramos en esta escena con Pedro. Pedro al escuchar la voz del discípulo: “es el Señor” se ciñe la tunica y se lanza al agua. Por medio de estos elementos el texto nos indica algo maravilloso, que al escuchar “que es el Señor” la actitud de quien lo escucha es hacer lo mismo que el hace. Hacer lo mismo que hace Jesús.

Recordemos las acciones previas de Pedro; el le dijo: no me lavaras los pies y luego se deja lavar, yo nunca te negaré y después pues le niega, yo estaré contigo hasta el final y al final se esconde. Pedro no ha llegado hasta la cruz, no se encuentre en el fuerza humana para llegar hasta allí.

Pedro es llamado nuevamente al seguimiento. Solo existe un verdadero seguimiento y este surge desde el lugar en que se encuentra Pedro, después de la pascua (no solo se sigue a Jesús que va a la cruz, sino también a uno resucitado, capaz de una vida distinta, se sigue a un Jesús completo, total, muerto y resucitado).

“¿Simon, hijo de Juan, me amas más que estos?

Sí Señor, tu sabes que te quiero.”

¿Como hablar de amores distintos? Amor y Cariño. Para comprender esta diferencia debemos fijar nuestra mirada ahora en dos realidades: una filosófica y una lingüística. En filosofía se habla de 4 tipos de amor de los cuales vamos a concentrarnos en los dos mas importantes: Philia que es el amor que solo se puede producir entre iguales y que implica un acto de libertad, este es relacionado a nuestras amistades, y el amor Ágape que manifiesta un amor fiel e incondicional, es el amor mayor el cual nunca será alcanzado por el ser humano.

En el aspecto lingüístico es importante señalar que aunque es el pueblo de Israel, el tiempo en que fue escrito el evangelio se encontraba enraizado en la cultura griega, la cual ofrece un modo de pensar mas amplio y el autor del evangelio lo conocía muy bien. Por lo cual encontramos una enseñanza para el pueblo de Israel pero en griego.

Pero veamos lo maravilloso que nos muestra comprendiendo estas dos realidades: nos deja saber que Pedro solo podia amar a Jesús como se ama a un amigo, mientras que Jesús como Dios, es capaz de amarle incondicionalmente. En si lo que quiere decirle a Pedro es que desde ese amor de amigo, amor que se ejerce libremente, sea capaz de amarle, comprendiendo que el le amara fiel y incondicionalmente. Que gran amor, hermanos…

 

Octava Charla: “el agua”

En estos momentos nos vamos a concentrar en solo una estrofa del “cántico de la criaturas” de San Francisco. Tenemos que señalar que cuando nos acercamos al cántico de las criaturas estamos leyendo muchas cosas en un texto, estamos leyendo como Francisco a leído su vida, el mundo, la vida misma y a Dios.

Lo que Francisco dice del Sol, de la luna, de las estrellas, de la tierra, del agua, de las criaturas es algo que de manera indirecta nos habla de Dios y del ser humano. Francisco habla del Sol pero lo que dice tiene que ver con Dios y con los hombres.

Fijémonos en la estrofa en la cual deseamos fijar nuestra mirada hoy, pues la considero como la más profunda y la más que tiene que ver con nuestro tema: el agua.

De la cual dice que es: útil, humilde, preciosa y casta. Es útil pues sin agua no hay vida. Pero también partiendo desde la etimología de la palabra útil se desprende que brinda disfrute. Es decir que Dios no tan solo es aquello que es utilidad máxima sino que produce el disfrute, el gozo total.

Es humilde, porque ella no solo corre en los riachuelos, sino tambien debajo de la tierra y así es Dios, escondido, subterráneo, sin buscar ser visto llega a los lugares que debe alcanzar. Preciosa, porque no tiene valor monetario, no se le puede comprar y así es Dios en quien nosotros no podemos comprar su voluntad. Casta, que el agua sea casta, es de una belleza incomparable. Para comprender lo que nos indica debemos recuperar el sentido por el cual la palabra casta ha sido utilizada anteriormente dado que ahora si hablamos de casta posee un sentido concreto.

Casta contiene un significado particular perdido, casta significa o se ha empleado como generosa. Es decir la castidad es generosidad. Alguien casto es alguien generoso, alguien que se da sin cobrar, sin esperar nada a cambio, sin esperar recompensa. Más aun esta comprensión aplicada al voto de la castidad significa que hemos escogido la generosidad como uno de los valores primordiales de nuestra vida.

Veamos el mismo ejemplo del agua: entras en ella, pareciera que cuando estas en ella te hace suyo, que te atrapa, pero cuando quieres salir, sales y luego estas seco. El agua se ha dado, se ha entregado del todo, pero déspues te deja libre.

Hay algo hermoso aquí hermanos, apliquémoslo todo a la realidad primera a la cual nos remite, a Dios. Que nos dice san Francisco al hablar del agua, nos dice la manera en la cual ama Dios.

 

Novena Charla: “ vuelve a tu tierra, vuelve al principio”

En nuestro último apartado nos dirigiremos a dos textos: Genesis 12, 1 (comienzo de la Historia de los Patriarcas) y Mt 5 (las Bienaventuranzas).

«Dios dijo a Abram: «Deja tu país, a los de tu raza y a la familia de tu padre, y anda a la tierra que yo te mostraré.» 

Lo que le dice Dios a Abram es también para todos nosotros, es un llamado para todos. En hebreo lo que le dice Dios a Abram es: Levántate, camina hacia ti mismo. No es solamente una invitación a caminar de Ur hasta el monte Moriat, no es una invitación a dejar la propia sangre, las seguridades, ni tampoco es una invitación a fiarse de una voz que le envía a ser un viaje desconocido.

En este llamado inicial «vete a ti mismo», estamos todos invitados a hacer de eso nuestra realidad, nuestro camino de fe. Un camino en el cual soy invitado a conocerme a mi mismo.

En el viaje de Abram, en ese viaje a uno mismo, lo que le dice Dios a Abram es: ven a mi, ven a descubrir tu rostro, ven y al descubrir tu rostro y descúbreme a mi, porque descubriéndome a mi te descubriras a ti mismo. El conocer a Dios es un viaje a descubrirnos a nosotros mismos.

Pero demos un salto al Nuevo Testamento, propiamente a Mt 5. Este salto es como un encontrar el lugar al que fue invitado Abram, nos lleva a ese lugar donde nosotros descubrimos nuestro propio rostro:

«Jesús, al ver toda aquella muchedumbre, subió al monte. Se sentó y sus discípulos se reunieron a su alrededor. Entonces comenzó a hablar y les enseñaba diciendo:

Felices los que tienen el pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Felices los que lloran, porque recibirán consuelo. Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia. Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados. Felices los compasivos, porque obtendrán misericordia. Felices los de corazón limpio, porque verán a Dios. Felices los que trabajan por la paz, porque serán reconocidos como hijos de Dios.[…]»

Una cosa muy importante en el evangelio de Mateo es el proceso previo que encontramos antes de las palabras de Jesús. Muchas veces nos sentramos en las palabras felices, dichosos, pero para comprender las bienaventuranzas debemos atender esta pequeña introducción a ellas.

Jesús mira, contempla a la gente, se sube al monte, tomo distancia, hay soledad y en la soledad hay oración. Después de esto los discípulos aparecen en escena, ¿pero que hacen? Lo propio de un discípulo, seguir a Jesús. Para hacer lo mismo que Jesús. 

Jesús se encuentra en lo alto, y las personas se encuentran un poco más abajo de él, y el les esta mirando, y sus discípulos están detrás de el contemplando. Lo propio de la versión de Mt es que el mensaje de las bienaventuranzas no esta dirigido a la gente, sino a los discípulos. 

Tenemos que imaginarnos la escena: debemos imaginarnos a Jesús señalando con el dedo, Pedro ves a ese, ese es un hombre de corazón sincero, te voy a contar su historia. Y ves a aquel otro, es un hombre compasivo, te voy a contar porque… 

Así Jesús, cuanta a sus discípulos la vida de las personas, la vida de los hombre, de las mujeres. Jesús les muestra estas realidades pero encarnadas en las vidas de los que tienen delante. Las bienaventuranzas no son un discurso abstracto, es una lección de vida extraída de la vida concreta contemplada por Jesús. ¿De quien Jesús a aprendido la pureza de corazón? De María, su madre. Jesús a aprendido de personas concretas, con nombres y apellidos. De modo que el maestro a venido a aprender de los demás, incluso el servicio, el lavado de los pies, nos dice Orígenes que lo aprendió propiamente de una mujer que dos capítulos antes le enseño con su ejemplo en el acto de ungir sus pies. Luego con su realidad transforma este gesto en algo maravilloso.

Que conexión hay entre Genesis 12, 1 y Mt 5: sal y ve hacia ti mismo y mirad a los pobres de espíritu, mirad a los que luchan por la justicia. Nuestro viaje comienza con este llamado pero culmina con el encuentro del reino de Dios que son los otros. Solo conocemos en los rostros de los demás las posibilidades a las cuales nosotros estamos llamados. Es decir, nosotros podremos ser puros de corazón contemplando y practicando los actos de aquellos que son puros de corazón. Seremos bondadosos practicando la misma bondad que practican los bondadosos. Y este es el camino nos llevara a las realidades de Dios, camino que nos remite a aquel que es el verdadero bien y nos retorna a la bondad originaria por la cual hemos sido creados. 

 

 

Esta entrada tiene un comentario

  1. alixgomez

    Gracias por compartirnos todo ese banquete de temas que sin duda nos siguen inspirando a seguir cada día profundizando en la espiritualidad franciscana y prosperar en la fe cada dia. Unidos siempre en oración por y con ustedes

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